VOLUNTARIADO UNA FORMA DE VIVIR

En mis 20 años de voluntario he abarcado diferentes ramas de actividad, desde el ecológico, asistencial y deportivo… siempre con las miras puestas en hacer de nuestro mundo un lugar mejor para todos y con la profunda convicción de que es posible conseguirlo. Soy consciente que a muchos les suena a ingenuo y nos llaman con cierto tono burlón “idealistas”, epíteto que halaga a mi persona. El colectivo del voluntariado  suma en todo el mundo a millones y millones de personas de todas las edades, condiciones sociales y creencias, siendo ellos los que más expresan los ideales de altruismo, pluralidad, trabajo en equipo, tolerancia, generosidad. En definitiva el voluntariado es una fuerza activa de nuestro tiempo. Al ejercer como voluntario me daba cuenta de que si bien los resultados eran casi inmediatos y podían apreciarse enseguida las bondades de mi trabajo; no acababa de convencerme de que los cambios fueran reales, pues lo efímero de los frutos conseguidos me desanimaba. Plantábamos 50 árboles en un fin de semana pero en el mismo momento se quemaban extensas zonas en el amazonas o las industrias madereras deforestaban un bosque entero, sacábamos a uno de cada 20 drogadictos de la heroína pero los narcotraficantes seguían introduciendo la droga, los vendedores distribuyéndola y los estúpidos comprándola, era un nunca acabar y las causas de esos problemas no podían ser controladas o erradicadas por más que nos esforzáramos.

Aunque no he dejado de hacer lo que tengo que hacer, he reconducido mi acción hacia lo educacional pues... ¿Dónde si no podía encontrar una solución real? ¿algo que de verdad nos devolviera la esperanza en el ser humano y nos permitiera concebir un futuro digno?   Y es que es ante esas preguntas, rotos por el dolor, desmembrado nuestro orgullo por la concienciación de una realidad terrible, cuando interrogamos al tiempo, ese que siempre esta presente y camina a la vez que nosotros ¿fue siempre el mundo así? - le preguntamos - ¿hubo momentos mejores? Y si los hubo ¿cómo hicieron esos hombres y mujeres para crearlos? Si sabemos escuchar la respuesta nos llega a través de los labios susurrantes de su hija, la historia. Ella nos explica con paciente argumentación cuales fueron los arcanos que forjaron las épocas doradas de la humanidad. Sus palabras son de piedra, de monumentos, de tradición. Nos habla a través de los relatos antiguos, de las conclusiones del investigador, de los descubrimientos de la arqueología, de las fiestas sagradas aún vigentes… Su mensaje es precioso porque nos narra los acontecimientos de nuestro propio pasado, nos dice de donde venimos, quienes somos, y por tanto a donde somos capaces de llegar. Ella nos conecta con los antepasados y nos cita a hablar con ellos. Nos otorga una identidad pues ¿qué seríamos sin una memoria, sin conciencia de nuestro pasado, sin la herencia de nuestros ancestros?

Reconociendo la importancia de esta argumentación es urgente que nos pongamos manos a la obra en la preservación y potenciación del patrimonio de la humanidad, tangible y sobre todo intangible pues en él se encuentran los valores e ideas que crearon civilización. Esta es una herencia que nos pertenece a todos, descubrirla, difundirla, adaptarla a nuestro momento, ¡gritarla al mundo!...... es nuestra oportunidad. El voluntariado cultural es la forma que yo encontré.

1 comentario:

  1. Como dijera una vez el Príncipe de Asturias, "donde habita el amor por la cultura están rotas para siempre las cadenas de la ignorancia y el miedo".

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