LA GUERRA INTERIOR, UN CAMINO HACIA LA PAZ

Estaba estos días investigando sobre la educación entre los pueblos del Anahuac; las tierras que comprenden desde California hasta Nicaragua actuales. De repente topé con una idea que puede cambiar el mundo y que los antiguos pobladores de América parece expresaron de forma contundente, aunque para algunos actuales quede lejos de su entendimiento

Me explicó: Según algunos autores que están empezando a ganarse mis respetos, en las guerras tenían como consigna no matar, sobre todo en las llamadas por ellos Xochiyaoyotl o “Guerras floridas”.  Eran guerras rituales en las que el contrario representaba al enemigo interior Necoc Yaotl: "el enemigo en ambas partes". Estas contiendas se llevaban a cabo en los Yaotlalli  "tierra de la guerra sagrada" y su finalidad, no escasa de elementos prácticos, contenía sin embargo un aspecto trascendente que puede ser interesante.

En Malinalco, al suroeste de México D.F., existe un lugar consagrado al nombramiento de los más altos grados de la vía del guerrero entre los pueblos de Mesoamérica. Según me han contado los guardianes de las viejas tradiciones, verdaderos herederos de un saber milenario, aquí sólo llegaban quienes habían vencido al Necoc Yaotl, es decir quienes se habían vencido a sí mismos. Como esta idea sé que se encuentra reflejada en más de una de las grandes corrientes de pensamiento de la historia me pareció interesante compartirla, por ser este punto de vista poco conocido todavía.

Seguiremos investigando, mientras, espero que podáis ayudarme a ir rellenando estas líneas con elementos comunes a esta idea que puede cambiar el mundo, la guerra interior, un camino hacia la paz.

1 comentario:

  1. El guerrero americano se asemeja mucho al espíritu del antiguo samurai, que aprendía artes marciales con el lema "sólo para defensa" y que hacía de la vía del guerrero un camino de superación y auto-dominio de sí mismo, a la vez que ponía esa fuerza y esas habilidades al servicio del bien, o de una causa que a sus ojos fuese justa. También el Quijote andaba por "caminos de hierro para convertirlos en caminos de oro".

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